Un primer término muestra a quien el propio Goya describe como un valenciano que vende vajilla. Dos mujeres y una anciana están calibrando el género. Estas tres mujeres están iluminadas, quedando en penumbra el vendedor. La de la izquierda, una anciana que sostiene una sartén, recuerda a la que aparece en la obra Cristo en casa de Marta y María, de Velázquez, pintor por el que Goya sentía gran admiración.
En segundo plano inicia su marcha un coche de caballos donde viaja una dama que contemplamos difusa a través del cristal de la portezuela. Dos personajes, sentados de espaldas, la observan. En la lejanía se aprecia algún personaje más y las siluetas de manzanas de edificios.
Una curiosidad de este cuadro es el rectificado de la posición original de la rueda trasera izquierda de la carroza, cuya circunferencia se percibe claramente al lado de la que definitivamente pintó el aragonés.
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